Energía negativa.
Los ojos de Jungkook se abrieron de par en par cuando llegó un olor nuevo a su nariz. Se sentó de golpe, viendo como el sol entraba radiante por la ventana. Jimin dormía plácidamente a su lado, aún sin señales de que estuviera por despertar. Mejor para él, porque así le daría la oportunidad de averiguar con tranquilidad quien había sido tan valiente como para atreverse a cruzar el río.
Por el momento sabía que era un omega por aquel suave aroma a vainilla.
Se vistió tan rápido como pudo y salió de la casa. Se acercó a la bomba de agua y movió repetidas veces la palanca para llenar sus manos de agua y refrescarse para así despabilarse del todo.
Tomó forma de tigre y su hocico se movió como el de un conejo, para luego largarse a correr tan silencioso como podía hasta donde sentía el olor. Entonces, a unos pocos metros del río pudo divisar a un omega de pelaje marrón. Se veía temeroso y oliendo mucho el terreno, como si buscara algo, pero a Jungkook no le importaba. No quería a nadie desconocido en su territorio.
De pronto, el omega echó a correr en cuanto sintió el olor a alfa, y Jungkook no estaba dispuesto a dejarlo ir, quería respuestas, por lo que no dudó en seguirlo.
Lo alcanzó con facilidad y le saltó encima, atrapándolo fuertemente contra el suelo con sus grandes patas, sacándole un chillido de dolor y miedo. Incluso hasta sacó un poco las garras en forma de amenaza por si intentaba moverse.
Le gruñó mostrando sus colmillos, logrando que el omega bajara sus orejas, intimidado y casi temblando del susto. Sabía bien que no debía de estar ahí y aún así se había atrevido a cruzar.
—N-No me hagas nada, yo solo... —quiso hablar el omega.
—¡No tienes permitido entrar aquí lobo! —bufó Jungkook. No le importaban sus explicaciones.
El lobo tomó forma humana, dejando ver sus labios finos, su piel blanca y su nariz pequeña. Su cabello castaño se encontraba levemente húmedo por el sudor que ya comenzaba a perlar su frente. Estaba notablemente nervioso.
Taehyung le dio una patada en sus partes, para luego darle un manotazo, logrando salirse de su agarre. Con sus piernas temblando, logró ponerse de pie y correr, escuchando como el alfa gruñía del dolor, pero sabía que más que nada eran gruñidos de enojo.
—Maldito —gruñó Jungkook, y lo siguió, muy a pesar del dolor.
Taehyung volvió a tomar forma de lobo para correr más rápido en dirección al río, pero comenzaba a sentirse débil. Su vista se tornaba borrosa por momentos y el cuerpo le pesaba. No entendía porqué se sentía así y más en aquel momento donde más necesitaba estar bien.
Jungkook volvió a atraparlo, pero esta vez lo mordió en una de sus patas delanteras, fallando en su intento de tomarlo del cuello, pues de ese modo lo tendría inmovilizado. Pronto se formó una bola de pelos marrones y naranjas, una pelea de mordidas y arañazos en donde por obvias razones el alfa salía ganando.
El tigre se apartó largando un gemido de dolor cuando el omega logró morderle el hocico. No había sido tan grande el daño pero si le dolía y hasta comenzaba a sangrar.
Taehyung aprovechó a intentar escapar de nuevo. El río estaba frente a sus narices, no le faltaba nada, pero aún así no lo soportó más y simplemente se desplomó, llegando a tocar el agua con la punta de sus dedos.
Jungkook estaba dispuesto a atacar al omega para terminar el trabajo, pero se detuvo cuando vio a un alfa lobo cruzar corriendo hacia el castaño, preocupado.
—¿Estás bien? —preguntó Yoongi, mirándolo por completo.
Taehyung negó. Estaba lleno de mordidas y arañazos que le ardían, pero lo que más le preocupaba era la pesada energía negativa que lo tenía tan mal. Incluso hasta sentía un pequeño asco en el estómago.
Yoongi alzó al omega entre sus brazos, sintiéndolo casi muerto, y cruzó el río de regreso. Debía llevarlo a su pequeña casa y evitar a todos los que pudiera. No quería preguntas, aunque sabía de sobra que a los bastardos padres de Taehyung poco les importaba lo que pasara con su hijo mayor.
—A la próxima que lo vea aquí no dudaré en hacerlo pedazos —dijo Jungkook, parado en la orilla de la corriente de agua.
Yoongi volteó a verlo en cuanto lo escuchó, viendo como incluso estando del otro lado el alfa mostraba sus colmillos en un gruñido con amenazas de todo tipo. Que bajo había caído al atacar a un omega de aquel modo. Era como hacer trampa... aunque bueno, él no podía hablar sobre eso.
—Tú lo mataste, ¿verdad? —preguntó Yoongi, frunciendo el ceño.
De inmediato Jungkook supo que buscaban a Jimin y no pudo evitar sonreír con maldad. Era bastante obvio que no les iba a decir que él lo tenía, no era tonto.
—¿Tú qué crees? —dijo en un tono burlón, lo que molestó más al alfa lobo—. Ahora largo a su manada, y no regresen si no quieres que acabe con tu amiguito.
Yoongi dejó con delicadeza a Taehyung en el suelo y dio unos pazos por el enorme tronco de árbol que se usaba de puente, escuchando el repique y crujido de la madera bajo sus botas, acompañado por el ruido del agua fluir.
—¿Qué le hiciste? ¡Habla ya, gato sarnoso! —exigió el pálido.
—¿Qué? ¿Era tu omega? —se carcajeó, mirándolo de arriba a abajo. ¿Ese enano se atrevía a hacerle frente?
—Ese omega era mío, ¡¿dónde está?! —cruzó del todo, llegando al otro lado para hacerle frente ya con su forma de lobo negro.
Jungkook no tardó en volverse un tigre, bufándole en advertencia de que acabarían mal si se acercaba un poco más. Incluso hasta se le habían erizado los pelos del lomo.
—Le hice... muchas cositas.
—¿Quieres que te mate?
—No sabes con quien te estás metiendo —y caminó en círculos, buscando poner nervioso al lobo—. A ese lindo omega jamás lo encontrarán.
—¡¿Lo mataste o no?! —le ladró, ya sin paciencia.
—Quizás... —aunque estaba más que todo burlándose. Ver al lobo enojado era divertido, más cuando ahora sabía que aquel alfa había herido la pierna de Jimin.
Yoongi alzó la vista para echarle una ojeada a Taehyung. El omega parecía inconsciente, y aunque le importaba más lo que le llegara a pasar si Dongwan se enteraba que su hijo favorito estaba muerto, la verdad es que no podía dejar al castaño allí, y menos en esas condiciones. Además, el tigre parecía tener una energía demasiado pesada que aunque al principio había ignorando, ahora se le hacía cada vez más insoportable. Eso era raro.
—¿Por qué no mejor te ocupas de ese otro lindo omega? No querrás que le suceda algo malo, ¿o si? Porque tengo un par de colmillos y garras que quieren carne —dijo Jungkook, notando como Yoongi se debatía entre seguir aquella absurda pelea o ir por el omega.
—¡Te mataría ahora mismo, pero no puedo dejar que también mates a su hermano! —lo analizó, sin encontrar nada raro en él aparte de su energía negativa—. Cuando el líder alfa se entere será tu fin —sin más se dio la vuelta y corrió de regreso, volviendo a su forma humana para tomar a Taehyung entre sus brazos.
—Adiós, perrito pulgoso.
Esperó a que ambos se fueran para regresar a su casa. Tocó su rostro para notar que aún sangraba y bufó. A pesar de ser omega se había defendido demasiado bien.
Aprovechó que Jimin seguía durmiendo para limpiarse la sangre y cubrir los arañazos y mordidas más graves, aunque no sabía como haría para tapar la marca en su barbilla.
—¿Con quién peleaste? —fue lo primero que Jimin dijo en cuanto sintió a su alfa ingresar al dormitorio.
No era tonto, sabía que a eso se había ido. Sobre todo porque había sentido su adrenalina y enojo a través del lazo.
—Un tipo loco que quería pelea por nada —dijo simplemente Jungkook, mintiendo tan bien.
—Mmm pobre mi bebé —alzó una mano, tocando con cuidado la mordida en su rostro—. Debes cuidarte, no quiero que te pase nada.
—No va a sucederme nada, precioso, sé defenderme muy bien.
—Pero igual prométeme que te vas a cuidar.
—Está bien, tendré más cuidado —sonrió, haciendo que Jimin le sonriera también de regreso.
El resto de la mañana continuó sin accidentes, con un Jimin preocupado por las heridas de Jungkook mientras preparaba algo de almorzar. Su alfa tenía que estar fuerte y sano para cuidarlo y quedarse a su lado hasta que fueran viejitos. Jungkook no se negaba, le encantaba ser un mimado de vez en cuando.
—Me gustaría ver a mi familia... al menos a mi hermano, y luego podríamos irnos lejos de aquí donde no nos encuentren ni nos molesten —dijo Jimin, ya habiendo terminado su comida.
—¿Tienes un hermano? —preguntó Jungkook, algo sorprendido, pues no le había creído al alfa esa parte.
Jimin asintió: —Es mayor que yo, se llama Taehyung.
Jungkook pareció palidecer por un segundo. Se sentía mal de solo pensar que hubiera pasado de no ser porque el omega supo defenderse o porque aquel alfa estaba ahí. Probablemente ahora estaría muerto y Jimin lamentándolo. El peliblanco no le perdonaría jamás saber algo así. Solo rogaba que estuviera bien.
—Y... ¿Quieres ir de nuevo a donde tu manada? —alzó una ceja.
—Solo quiero verlos, que sepan estoy bien... pero no voy a quedarme, quiero irme contigo.
—¿Pero y si no te dejan volver? No sé... —negó—. No me termina de gustar que vayas, y menos solo.
—No me va a pasar nada...
—Te voy a estar esperando en el río.
Jimin tomó su mano en un gesto de cariño. Lo veía preocupado y no quería eso. Jungkook debía de confiar en que estaría bien aunque fuera algo difícil de creer. Él tenía sus razones para decir eso y quizá algún día Jungkook sabría el porqué, pero todavía no era el momento.
—¿Si me tardo irás por mi? —preguntó el peliblanco.
—No puedo cruzar el río —dijo sin vacilar, lo que confundió un poco a Jimin.
—¿Por qué no?
—Porque no puedo hacerlo. No tengo más que decir, es sólo eso.
—¿Es por el trato? —alzó una ceja.
—Si, es por eso, pero procura no entrar en problemas, por favor. No podré ir —confirmó.
Jimin hizo una mueca, ¿en serio no iría por su ayuda solo por aquel tratado de paz? Era su alfa, se suponía debía ir en su ayuda sin importar qué.
Aún lleno de preguntas, solo sonrió y asintió. Pensaba que era fácil decir algo y luego hacerlo. Quizá en el momento si lo necesitaba Jungkook terminaría cruzando.
El pelinegro lo abrazó con tanto sentimiento que a Jimin se le hizo tierno. El omega podía sentir su miedo y preocupación ante la idea de que se fuera y no regresara. Eso era amor, sin duda.
—No pasará nada, Jungkook —dijo Jimin, abrazándolo también.
Jungkook largó un suspiro que chocó contra el cabello del omega, haciéndole cosquillas: —Ojalá sea así, no quiero que te quedes allá y yo sin poder hacer nada. Quiero cuidar bien de ti, pero de ese lado no puedo hacerlo —se separó un poco a verlo, y acarició su mejilla con delicadeza.
—No te pasará nada por cruzar... de igual modo es mejor que no lo hagas, no quiero que intenten hacerte daño.
—Me mantendré aquí, pero por favor, si algo no está saliendo bien sal de ahí y corre lo más rápido para el río. Una vez aquí te cuidaré de lo que sea.
Jimin asintió y dejó un tierno beso en sus labios, siendo correspondido de inmediato, suave e inocente. A Jungkook le gustaba sentir como él aprendía de a poco ese tipo de cosas, pero sobre todo que era todo suyo, únicamente suyo y de nadie más.
—Quiero ir a asearme al río ahora que ya llené mi barriga —dijo Jimin y subió las escaleras al cuarto, en busca de alguna prenda limpia.
—¿Ahora? —lo siguió—. Puedo asearte yo con mi lengua —sonrió—. Ah no, cierto que los lobos no se lamen para lavarse —se apuró a tomarlo y dejarlo sobre la cama, tomando forma de tigre en cuanto estuvo sobre él.
Jimin lo miró divertido al saber sus intenciones y tomó forma de lobo. De inmediato Jungkook comenzó a lamer su pelaje blanco, como una leona bañaría a sus cachorros. Primero comenzó por su cuello. De vez en cuando mordía el pelaje para deshacer pequeños nudos y luego seguía. Eso se le hacía adorable.
—¿Y no vas a llenarme de saliva? —preguntó Jimin.
—Un poco.
Jungkook continuó lavándolo, pero más que nada todo era con otras intenciones, pero Jimin eso no lo sabía, por lo que comenzaba a aburrirse de estar allí echado como un tonto dejándose babear.
—¿Y si mejor me lavo yo? —dijo e intentó huir.
Jungkook lo tomó con sus patas y lo mordió. No tan fuerte como para lastimarlo, pero suficiente como para servir de advertencia.
—No, te quedas aquí —demandó firme—. Luego vamos a donde quieres ir.
—Jungkook~ —se quejó infantilmente con una carcajada, pero finalmente se quedó quieto.
Jungkook ronroneaba mientras continuaba lavando cada parte de él. Le gustaba su pelaje blanco como la nieve, además su omega era bonito en cualquiera de sus dos formas. Por su parte, a Jimin le encantaba escucharlo así. Su ronroneo era fuerte y golpeaba su pecho, también sabía que era porque lo hacía feliz. Eso no tenía precio.
Jimin lo tomó con sus patas y lamió la cabeza del tigre, entre sus dos orejas. Tenía ganas de devolverle un poco el favor aunque su lengua no estuviera hecha para peinar. Solo quería que el ronroneo no parase.
—Creo que podemos divertirnos antes de ir —dijo Jimin.
—Grr... eres un lobo travieso —dijo con un tono coqueto—. Acuéstate boca abajo —se levantó un poco para que lo hiciera.
—¿Con esta forma?
—Nunca lo hemos hecho así —se carcajeó—. Pero me gusta la idea.
Jimin dudó un momento pero finalmente le dio la espalda e hizo a un lado la cola, dejando que Jungkook intentara penetrarlo de aquel modo.
Al final, una cosa llevó a otra, terminando ambos con su forma humana otra vez y un Jungkook moviéndose salvaje y veloz en un peligroso vaivén que estaba llevando a Jimin a tocar el cielo. Los gemidos del omega se escuchaban por toda la casa y no había nada que a Jungkook le gustara más. Saber que él provocaba aquellos sonidos era como música para su oído.
Ambos estaban en su mejor momento, a nada de llegar al clímax, y Jimin esperaba que le acabara dentro. Total era estéril, ¿no? En teoría no tenía que pasar nada, así que en cuanto sintió que Jungkook se quería salir para acabar afuera, Jimin lo atrapó enredando sus piernas en la cintura del alfa.
—Mierda... —gruñó Jungkook por lo bajo en cuanto dejó salir el semen en su interior, viendo como aquel líquido blanco se escurría para afuera a causa del poco espacio.
En cambio Jimin gimió extasiado de solo sentir como lo llenaba, viniéndose también en su estómago. Era algo tan delicioso y placentero, además no le importaba si quedaba. Tener cachorros era una de sus metas en la vida y se sentía preparado para eso.
Jungkook salió de su interior, agitado, viendo como el semen ya había manchado la cama. Ya estaba hecho, no había vuelta atrás. Esa acabada más la primera... seguro lo había dejado bien preñado ya, y eso no le gustaba nada.
—Eso fue demasiado rico —dijo Jimin, con una sonrisa llena de satisfacción en su rostro.
—No debiste hacer eso... —no se lo esperaba para nada, lo había tomado por sorpresa.
—¿No que eres estéril? Entonces no importa —Jungkook no sabía que decir, porque obvio era mentira y no había nada que hacer contra esa lógica—. No pasa nada, bebé —dejó un beso en sus labios, para luego levantarse de la cama.
Mientras buscaba su ropa, Jungkook seguía preocupado ante la idea de que quedara preñado, y rogaba de que no fuera así. ¿Aguantaría Jimin cargar con sus hijos?
El camino hacia el río fue silencioso. De parte de Jungkook porque se encontraba pensativo, incluso preocupado. De parte de Jimin porque simplemente se sentía pleno y feliz, lleno de energía, disfrutando la naturaleza y el sol que se colaba por las ramas. También se sentía más tranquilo porque su celo estaba pasando, lo que significaba que podría salir con algo más de libertad sin preocuparse por alfas que quisieran pasarse de listos.
—Apresúrate —dijo Jungkook en cuanto llegaron, mirando hacía todos lados a ver si había alguien.
—No me estés apurando —se quejó, pues el baño era un momento de relajación.
Jungkook se quedó alerta en caso de que sucediera cualquier cosa, mientras Jimin se bañaba en el río, usando unas plantas naturaleza que dejaban su cabello suave y brilloso, como a él le gustaba.
Una vez terminó, salió con su forma de lobo y se sacudió, salpicando agua por todas partes. Jungkook frunció el ceño en cuanto unas gotas lo tocaron, como si se fuera a morir.
—Oye, con más cuidado —exclamó sobresaltado, levantándose de donde estaba echado.
—¿Al gatito no le gusta el agua? —se burló Jimin, sentándose al sol para secarse.
—No, no me gusta —mintió y puso su pata llena de lodo en su pelaje blanco, dejando una tierna huellita de tigre.
—¡Oye! —ahora era Jimin el que se quejaba. Más porque su pelaje era blanco y se mega notaba.
—¿Al lobito lindo no le gusta mancharse? —le regresó la burla entre carcajadas, volviendo a mancharlo—. Mis patitas son lindas, te quedan bien —Jimin se quejó por tener que lavarse de nuevo, volviendo a carcajearse—. Que llorón eres.
Molesto, Jimin fue a donde menos césped había y comenzó a cavar un hoyo, tirando toda la tierra que sacaba hacía atrás, cayéndole a Jungkook. No le importaba ensuciarse las patas, después de todo tenía que lavarse de nuevo.
—¡Arruinas mi pelaje! —chilló Jungkook, apartándose, y le bufó como gato. Jimin rió y tomó forma humana para juntar barro de un charco y tirarlo a su cara —¡Jimin! —frunció el ceño.
El peliblanco corrió en un intento de escapar, pero Jungkook fue más rápido y lo atrapó, tirándolo al charco de lodo. Toda la tierra estaba húmeda gracias a la lluvia de la noche anterior, por lo que fue fácil comenzar una guerra en la que ambos terminaron marrones.
No les importaba ensuciarse, eran uno en aquel momento, jugando y riendo para luego terminar en un tierno beso que derritió a ambos.
—Tendré que bañarme de nuevo —sonrió Jimin en su boca, con ambos brazos tras la nuca del alfa.
—Vamos —lo tomó con algo de dificultad, pues el lodo hacía que se le resbalara, pero finalmente pudo llevarlo al río, metiéndose ambos al agua.
Ambos se ayudaron a lavar, sobre todo el cabello que se había vuelto un asco. No importaba, se habían divertido y no era nada que no pudieran resolver. Una vez terminaron, volvieron a tirarse al sol en forma animal, buscando secarse.
—Esto si es vida —dijo Jimin, con una sonrisa en su rostro.
—¿Te diviertes aquí conmigo?
—Si, me gustas, además aquí es bonito. Aunque me gustaría conocer la ciudad, conocer otras tierras y no quedarme en este lugar para siempre —se recostó de lado para verlo—. En cuanto vea a mi familia nos vamos de aquí, escapamos a algún lado.
—Tengo ahorros de mis padres, podemos usarlos para vivir en otro lugar... —calló por un momento, pensando—. Pero... ¿no te gusta aquí?
—Si me gusta, pero no quiero quedarme en un mismo sitio toda mi vida.
—¿Y si mejor nos mudamos a otro pedazo más bonito, pero siempre cerca de aquí? No me gustaría irme para siempre de este lugar.
—¿Es por tus padres? ¿Te recuerda a ellos?
—Todo eso me recuerda a ellos, la casa les pertenecía. No quiero abandonarla.
—¿Pero si vamos a ir a otros lugares?
Jimin entendía que podía significar mucho para él, pero si arreglaba sus diferencias y se la dejaba a sus hermanos ellos podrían irse a conocer otras tierras, ver caras nuevas. En cambio Jungkook apretó los labios. No era que no quisiera, sino que no podía. Eran tres los ríos que lo rodeaban. Sin embargo el tigre asintió, esperando que el omega olvidara aquella idea.
El peliblanco sonrió y se acomodó más cerca suyo, lamiendo el hocico del tigre: —Por ahora nos quedaremos por aquí, más adelante veremos.
Jungkook asintió: —¿Cuando irás del otro lado? —cambiando de tema.
—En un rato, aún es temprano.
—Creí... creí que no sería hoy —se sorprendió, pues apenas habían charlado el tema.
—¿Quieres que vaya mañana? Me siento más tranquilo, creo que mi celo ya se fue.
—No sé... sólo quiero que estés bien, que nada te vaya a pasar allá.
—Nada me va a pasar, sé defenderme —dijo seguro, y Jungkook aún no entendía que era lo que le daba tanta confianza—. Estaba por defenderme de tus hermanos cuando llegaste, no me diste tiempo a mostrar mis dones.
—Si, y por eso dejaste que te olfateara el culo —se molestó de solo pensar que Hoseok había olfateado lo que era suyo.
—No me di cuenta, lo tenía atrás y no lo había escuchado —se carcajeó Jimin, aunque a Jungkook no le hiciera mucha gracia—. Hasta que sentí como enterraba su hocico en mi río.
—Solo yo puedo hacer eso —demandó.
Jimin se acomodó dándole la espalda 'naturalmente apreciando el paisaje' e hizo a un lado su cola, invitándolo a oler. Quería que lo hiciera, que lo tomara con posesión como tanto le gustaba.
Jungkook no lo dudó y llevó su hocico a su entrada, comenzando a oler: —Aún huele mucho a jazmín.
—Creo que aún no se va del todo mi celo —jadeó por lo bajo, sintiendo su nariz húmeda en aquella zona sensible.
—No, aún sigue ahí —y lamió al sentir como rápidamente el omega se lubricaba por si solo, incluso alzando más su trasero para que tuviera espacio—. Dios mio, ¿por qué eres tan adictivo? —poco más y enterró su nariz allí, moviendo sus bigotes.
—S-Se siente bien —escondió el hocico entre sus patas, avergonzado de que alguien los viera en aquella situación, pero le gustaba demasiado.
—Eres demasiado delicioso...
—No t-te detengas —gimió, sintiendo su áspera lengua.
Tan en su mundo estaban, que ni siquiera habían captado el olor de un tercero que los espiaba desde el otro lado del río. Yoongi no podía creer lo que veía. Era el mismísimo Jimin de cochino con el tigre alfa que había atacado a Taehyung. En la manada todos preocupados por él como idiotas, incluyéndose, y él ahí entregándose a un salvaje como tal.
Yoongi apartó la vista en cuanto los calenturientos cambiaron a su forma humana para continuar mejor con su sesión sexosa. No estaba dispuesto a seguir viéndolos, por lo que corrió de regreso para contarle a Taehyung.
En el camino no pudo evitar recordar lo frustrante que había sido su celo anterior. Llegaba con fuerza cada 6 meses para todo alfa y él no había podido cogerse a nadie, eso le frustraba. Pero ahora tenía a Taehyung ahí, casi regalado y no pensaba desaprovecharlo.
Al llegar a la manada, evitó a cualquiera que pudiera hacerle preguntas y se dirigió a su choza, que era en donde tenía a Taehyung. Se había encargado de vendarlo con hilo y hojas de áloe vera para que sanaran más rápido sus arañazos. Como alfa guardián su deber era saber de medicina tanto como de pelea ante cualquier emergencia, y ahora lo estaba poniendo en practica.
Y aunque Taehyung ahora estaba mil veces mejor lejos de aquella energía negativa, la verdad es que se sentía demasiado triste. Había hecho nido en su cama, hecho una bolita en forma de lobo y tapándose con ropa y mantas de Yoongi, impregnadas con su delicioso olor a lluvia.
No encontrar a Jimin y que Yoongi no le hiciera caso lo ponía así. Las heridas solo eran una distracción al dolor real de su corazón. Ese alfa le gustaba mucho.
—¿Estás mejor? —preguntó Yoongi, observándolo allí echado. Taehyung solo asintió, por lo que se acercó a él y lo olió también en su forma de lobo, comprobando que era cierto—. Vi a tu hermano.
—¿En dónde?
—Anda de puto con un tigre, ¡con el mismo que te atacó! —caminó por el lugar, molesto—. Lo vi teniendo relaciones en la orilla del río a unos cuantos kilómetros de aquí —largó una carcajada llena de sarcasmo—. ¿Puedes creerlo? Teniendo tantos alfas aquí se fue con uno de otra raza que le mete el hocico en donde sea. Anda revolcándose con el enemigo y aquí todos preocupados por él —habló indignado.
Taehyung tomó forma humana y aguantó la risa de ver a Yoongi así, también de saber que Jimin andaba vivito y coleando, haciendo de las suyas. Se sentía más tranquilo ahora.
—A él jamás le gustó ningún alfa de aquí. Era algo lógico que no le iba a importar que fuera de otra raza si le gustaba, pero al menos está vivo.
—Tú y él son tan diferentes —volvió a su forma humana y se sentó al borde de la cama, tomando con delicadeza el mentón de Taehyung, analizando cuidadosamente cada facción de su rostro—. No creo que sean hermanos.
—Pero lo somos... ha estado ahí desde que tengo memoria —no pudo evitar ruborizarse.
Yoongi notó enseguida el tono rosado en las mejillas del castaño, ¿tan solo con eso? Definitivamente no podía desaprovechar la oportunidad: —Te ruborizas solo con mi toque... —Taehyung bajó la mirada, avergonzado de que lo hubiera notado—. ¿Nunca has estado con nadie? —el omega negó e intentó taparse con las mantas para que ya no lo viera de aquella forma tan intensa que le hacía sentir miles de cosas—. No te ocultes de mi —demandó con su voz de mando.
Taehyung bajó las orejas y se descubrió con algo de vergüenza, sintiéndose expuesto y desprotegido al ya no poder ocultarse. Yoongi se arrodilló en la cama, entre las piernas del omega. El rubor en las mejillas de Taehyung solo se intensificó. De pronto nada le dolía.
—¿Y nunca has tenido un celo? —preguntó Yoongi.
—Si lo tuve, pero no hice nada por lo de mi olor débil y eso...
Yoongi lo observó por completo, notando que estaba como quería de hermoso. Una piel blanca y perfecta, sus clavículas una tentación, su cintura una perdición y sus piernas tentadoras al tacto. Se inclinó apoyándose con sus manos en la cama y acercó la nariz al irresistible cuello del omega, poco más enterrando su nariz allí.
—Hueles a vainilla —dijo. Sus ojos dilatándose de solo pensar en hacerlo suyo. ¿Cómo no había notado antes el pedazo de omega que estaba dejando pasar? ¿Realmente importaba no poder tener cachorros?
—Si, ese es mi olor —jadeó, erizándose por completo.
—Que delicioso saber que nadie te ha tocado aún —dejó besos en su piel, sacándole suspiros al castaño.
Ningún otro alfa antes lo había hecho sentir así, ni mucho menos lo habían cortejado de ese modo. Pero lo que más le avergonzaba era que comenzaba a lubricarse por si solo con solo eso. No quería verse como un desesperado.
—¿S-Si te gusto? —preguntó Taehyung, porque no había nada que le doliera más que saber que en algún momento había intentado marcar a su hermano menor. ¿Realmente Yoongi se hubiera fijado en él si no fuera porque Jimin escapó?
—He estado mirándote y eres muy lindo —lo aprisionó con su cuerpo, tapándole a él por completo—. Voy a hacer que se adelante tu celo, muñeco. Vas a ser mío —quería volverlo loco de deseo.
—¿Vas a marcarme? —abrió más sus piernas, casi por instinto, dejando que Yoongi se posara, como si fuera una mariposa y él la flor.
—¿Eso quieres? ¿Que te marque y haga mío? —movió lentamente sus caderas, presionando el bulto que se había marcado en su pantalón contra él.
—S-Si —gimió—. Quiero que lo hagas.
Yoongi se lo pensó por un momento... y la verdad es que ni siquiera le entusiasmaba la idea de tener cachorros y Taehyung era estéril, ¿qué más podía pedir? Además era bonito y nadie más le interesaba.
Acortó la distancia y lo besó, siendo sus labios los primeros que Taehyung besaba. Incluso podía notar como su boca inexperta intentaba coger el ritmo, por lo que decidió ser más suave, que aprendiera sin presiones.
—Seras mío —bajó sus besos al afilado mentón del omega—. Nadie podrá mirarte, ni tocarte, ni desearte —mordisqueó suavemente la zona—. Se las tendrá que ver conmigo el que quiera pasarse de listo con mi omega —paseó lentamente sus manos por las piernas de Taehyung, con caricias y masajes, llegando al borde del pantalón, el cual tomó para quitárselo.
Taehyung gimió de solo escuchar sus palabras, y pasó sus manos por la espalda del alfa, sumiso, entregado, con ganas de ser suyo, la ropa estorbándole aunque le apenara. El calor comenzaba a aumentar en su cuerpo, su mente estaba nublada de deseo.
—Yo solo tengo ojos para ti —susurró, completamente extasiado. Yoongi rompió la camisa del omega, yendo directo a chupar y mordisquear sus rosados pezones, arrancándole más gemidos—. Dios mio, tu boca.
Yoongi sonrió sobre su piel de solo escucharlo así por su culpa. Comenzaba a gustarle los gemidos que largaba y temía volverse adicto a ello.
Terminó de dejar al omega sin nada para luego quitarse la ropa también, ambos desnudos, rozándose y sintiéndose por primera vez. Explorando lugares que hasta el momento nunca creyeron que conocerían, pero les estaba gustando y no podían parar.
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